viernes, 18 de febrero de 2011

El enemigo invisible.





               Por todos los que quiero y luchan cada día.
               Por los que se fueron y nos dejaron el alma vacía.
               Por todo lo que nos da y nos quita esta vida.                          
  


Con dulces caricias recorre tu cuerpo,
sin ruidos ni estridencias.
Va dejando su huella allí donde quiera.
No lo ves, no lo aprecias,
no lo hueles ni lo piensas.

Sin darte cuenta se mete en tu consciencia.
Como un cálido abrazo, te aprieta.
Pero no te incomoda ni te molesta
hasta que poco a poco de ti se apodera.

Cuando quieres darte cuenta,
se apoderó de tu planta
 y se cargó tu maceta.

Con mucha suerte y mucha ayuda
quizás le plantes cara
 y lo pongas en la puerta.

Pero ya te dejó su marca
y el miedo en un alma alerta.
Ya te quitó la libertad que da pensar
que esta vida es nuestra.

Ya sientes la fecha de caducidad
y la prisa en las venas.

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