martes, 6 de enero de 2015

Esos bellos cantos rodados que guardamos en los bolsillos.

La opresión en el pecho, la inmensa necesidad de que te apapuchen,
 más silencios de los normales con la vista perdida,
las ganas de salir corriendo , aun sin saber a donde.
 Eso que los valientes sentimos y nadie nos reconoce.
Un tirar para adelante con paso firme y mandíbula apretada.
No, no me has visto cuando la noche se hace larga y no me muevo en la cama.
Un run run continuo que se va comiendo las sábanas.
Mi jardin de cantos rodados
El no saber que se mueve tras la cortina,
¿que hay más allá de tu mirada?
¿donde estarán mis hijos mañana?
este maldito dolor de espalda.
Y como no quiero escuchar la pregunta, esa de..
¿Qué te pasa?
Corro, salto,  me río y bailo por toda la casa.
Guardo piedras en mis bolsillos de fino tacto.
Las miro , las acaricio y a veces hasta me dan asco,
pero las llevo conmigo como un regalo pesado.
Un día buscaré un río
y en el río un médano,
Haré  un hueco con amor y esmero
y allí dejaré los cantos rodados que  ya no quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las huellas de tu paso por aquí.