sábado, 10 de enero de 2015

UNO DE ESOS DÍAS MALOS 9/1/2015

Embarcada  en una travesía con un rumbo medio fijado,
 pero siempre con la posibilidad de cambiar  , el  puerto de atraque.
 Contaminada la mente con los problemas de todos los días, dando importancia
a la factura del gas, a las latas que te  faltan en la despensa, la ducha del perro, la batería del coche que no va o aquella amiga que quedó en llamarte y se ha olvidado de hacerlo.
 Haciendo un mundo de cositas que no te llevan ni te traen de ninguna parte,
vas pasando los días sin apreciar lo realmente importante,
 que estás vivo y disfrutando de un privilegio del que pocas veces somos conscientes.
Entonces sin quererlo, sin presentirlo, sin tarjeta de visita, sin previo aviso,
algo llega a tu vida o presientes que llega ...
puta mierda  y te descabala,
te rompe los esquemas y te mete la duda en el cuerpo.
siempre tuviste claro cual era el puerto de llegada,
pero no contabas con que fuera el quien se pusiera en tu camino,
el plan era no buscarlo pero solo por no encontrarlo
y haberlo esperado, allá , a lo lejos del tiempo.
Correr o no, no arreglará nada,
Gritar o patalear no es maduro en absoluto.
Mejor voy a escuchar música y pensar todo lo que tengo que hacer.
Atracar puede ser fácil o difícil, según las circunstancias,
pero es mejor dejar el barco recogido antes para no tener
trabajos a medio hacer que produzcan estrés en medio
de la faena más importante de la travesía.

Y algunos días el miedo se hace fuerte en tu cuerpo y tu mente, no deja espacio para pensar que la vida es un regalo que normalmente no apreciamos ni disfrutamos. No nos deja pensar  que lo importante no es irte o quedarte, es vivir el instante.
No te deja pensar que seguirás estando , aunque en otro plano, que el sufrimiento no será tuyo , solo del que se queda y solo por algún tiempo, mientras llegan otros apegos
.El miedo , ese enemigo puñetero que te envenena el tiempo.

Me gusta sentir la libertad del tiempo, por eso casi nunca llevo reloj,
me gusta levantarme con el sol y dormir cuando tengo sueño o no hay nada interesante que ver, leer o escuchar. Me gusta mirarte a los ojos y saber que no me mientes, escucharte lo que me cuentes.
Me gusta limpiar mis emociones y mi mente, recordar el olor de las flores, el maullido de los gatos en febrero. Me gusta la música, la buena comida, los amigos y amigas, las charlas y mis hijos sonrientes.
Cada momento es único y yo seguiré disfrutando de ellos mientras pueda, sea fuerte y siga pateando un frenético baile encima del  miedo, ese moco verde que te deja pegado al suelo.

,  Puede que el no tenga la culpa, pero ya sabemos que se pasa con su celo. Quizás un poquito sea bueno, pero como todo, sin exceso.



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