A mi las torrijas no me recuerdan la Semana Santa.
Me traen olores de mi madre y mi abuela los días que mi padre se iba de caza.
Los amigos de mi padre eran cazadores más jóvenes que él y decían que volaba monte arriba y abajo como un gamo.
No me extraña nada con las dos buenas raciones de torrijas que se llevaba y con los ingredientes que le ponían. Estaban para sentarse a comer y no parar.
Torrijas con café:
Bien frito el pan lo remojaban en café bien expreso muy dulce y luego se rebozan en azúcar sin miedo.
Torrijas con vino tinto:
Igual que las anteriores pero se remojan en buen vino blanco o tinto con canela y rebozadas con mucho azúcar.
Las mías son más light.
Torrijas remojadas antes de freír. Con leche con vainilla, canela , cascara de limón, todo hervido y después de frío se bate con un huevo y un chorrito pequeño de brandy. Freímos el pan no muy mojado y se rebozan en azúcar.
Espero no repetir mucho porque dará al traste con mi dieta.
Pero quién se resiste a la tentación por una vez al año?
Este es mi último blog. Quiero hacer de él, el único, así que ahora podéis encontrar aquí todas las entradas que durante años he publicado en los otros tres , que me han servido como experimento y aprendizaje en esto de ser bloguera. Están juntas y revueltas todas las historias, recuerdos ,fotos y poemas de los últimos 10 años. espero ponerlo al día pronto pero mientras seguirán en activo los demás.
jueves, 17 de abril de 2014
jueves, 10 de abril de 2014
Muñecas
Trocitos de porcelana envueltos en románticos trapitos,
Fueron llegando domingo tras domingo, llenando los vacíos y los estantes.
Se amontonaron por rincones
Hasta llenar los espacios.
Y un día los libros las fueron atropellando hasta meterlas en un cajón.
Pasaron los años y con cada apertura trajeron un recuerdo y una sonrisa, hasta que un día hizo falta el cajón y cogidas de la mano y sin querer decir adiós, se dieron prisa y fueron a otro rincón.
Se les acumula el polvo y van perdiendo color pero todavía presumen con honor.
Fueron llegando domingo tras domingo, llenando los vacíos y los estantes.
Se amontonaron por rincones
Hasta llenar los espacios.
Y un día los libros las fueron atropellando hasta meterlas en un cajón.
Pasaron los años y con cada apertura trajeron un recuerdo y una sonrisa, hasta que un día hizo falta el cajón y cogidas de la mano y sin querer decir adiós, se dieron prisa y fueron a otro rincón.
Se les acumula el polvo y van perdiendo color pero todavía presumen con honor.
jueves, 3 de abril de 2014
UNA LLAVE OXIDADA
Cansado el tiempo de tanta espera,
olvidado en el olvido, acecha.
Y cuando un rayo de sol lo despierta,
con ternura y con esmero, se despereza.
Va tirando despacio de los hilos
que atrapan emociones en tu espacio.
Y como un rugido, te espanta
todo lo guardado en tus entrañas.
.
Te revuelves, te escondes o te marchas,
pero en tus arrugas llevas
lo que tus sentidos callan
No hay lugares, momentos o nombres
que no veas por esta ventana
Y el miedo que te provocan
siempre te hacen cerrarla.
Tiraste tan lejos la llave
que el tiempo se encargó de oxidarla.
Ahora la ventana ya se abre
incluso sin empujarla.
olvidado en el olvido, acecha.
Y cuando un rayo de sol lo despierta,
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Una llave, un reloj y una ventana |
Va tirando despacio de los hilos
que atrapan emociones en tu espacio.
Y como un rugido, te espanta
todo lo guardado en tus entrañas.
.
Te revuelves, te escondes o te marchas,
pero en tus arrugas llevas
lo que tus sentidos callan
No hay lugares, momentos o nombres
que no veas por esta ventana
Y el miedo que te provocan
siempre te hacen cerrarla.
Tiraste tan lejos la llave
que el tiempo se encargó de oxidarla.
Ahora la ventana ya se abre
incluso sin empujarla.
LO QUE GUARDAN LOS CUADERNOS
Olvidados en un cajón,
¿Qué guardan los cuadernos?
Locas cavilaciones, amores,
encuentros y desencuentros.
¿Qué guardan los cuadernos?
Puntos, comas, interrogaciones
y acentos,
faltas de costumbre
y disléxicos cuentos.
¿Qué guardan los cuadernos?
Desgarros de malos tiempos,
olvidos y recuerdos,
la lista de la compra,
los gastos que hemos hecho;
una lista de deseos,
muchos números de teléfono.
¿Qué guardan los cuadernos?
Lo que me dijiste un día,
lo que mi perro ha hecho,
las calles que no conozco,
El mapa de tu pecho.
¡Ay lo que guardan los cuadernos!
¿Qué guardan los cuadernos?
Locas cavilaciones, amores,
encuentros y desencuentros.
¿Qué guardan los cuadernos?
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Los cuadernos de una poetisa. |
y acentos,
faltas de costumbre
y disléxicos cuentos.
¿Qué guardan los cuadernos?
Desgarros de malos tiempos,
olvidos y recuerdos,
la lista de la compra,
los gastos que hemos hecho;
una lista de deseos,
muchos números de teléfono.
¿Qué guardan los cuadernos?
Lo que me dijiste un día,
lo que mi perro ha hecho,
las calles que no conozco,
El mapa de tu pecho.
¡Ay lo que guardan los cuadernos!
miércoles, 2 de abril de 2014
Ejercicios de reflexión en mi cocina.
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La cocina y yo. |
Hoy he encontrado una de mis páginas matutinas, esas que en 2012 escribí durante algún tiempo, en la soledad de mi cocina, para descargar mi embotamiento anímico y creativo, un ejercicio que recomiendo encarecidamente a todo el que se sienta entre agobiado y deprimido.
Uvas moscatel |
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Mi pan casero |
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El rincón de los limones |
Marbella 23/6/2012
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Lo mejor de mi cocina |
Pasó el trabajo y la borrachera del cansancio.
La obsesión por trabajar o el aburrimiento de vida que llevamos algunos, nos hace tirar de los demás como si eso fuese el único motor de la vida.
también hay que tener otras formas de sentir que no se basen únicamente en el dinero.
A veces no sabemos manejar las situaciones y creemos que arrastrar a los demás por nuestro sentido de las cosas o nuestro amor propio es bueno para los que nos rodean. Llegamos a perder el respeto a la vida o la intimidad de los otros, sin medir las consecuencias.
y no dejamos de sentirnos aludidos por las palabras ajenas sin pensar que pueden ser una broma o una forma de intentar entablar conversación sin ninguna intención de hacernos daño.
Ahora que han pasado los años y veo reacciones iguales a las que yo tenía, me reconozco tanto en la forma de actuar que comprendo mejor los errores que he cometido.
también me doy cuenta que es la única forma de aprender, que a veces tenemos, en determinadas situaciones.
Este perro sigue en sus trece de hacer sus necesidades donde le da la gana y yo sigo sin aprender a decir NO con rotundidad y conseguir llegar hasta el final.
Yo ya tuve un perro al que me costó bastante enseñar, a base de mi tiempo y mi trabajo, para el que no tenía la suficientes ganas ni energías y llegó a ser el perro favorito y lazarillo de mi padre.
Por mucho tiempo negué la posibilidad de tener otro, tomar cariño y acostumbrarme a sus necesidades y sus mimos.
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Perro de agua |
Claro y ahora ya estamos de vuelta a las discusiones. Para nada, claro, porque el intento de que el trabajo sea compartido y empeñarme en ello, supone un gasto de energía que yo necesito.
Es posible que empeñándome en ello , alguien me eche una mano, pero esto me cansa más que cuidar del cachorro.
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Roky y Nala |
Mejor un cabreo para cambiar de planes y al garete con la excursión.
Como este hubo otros mejores pero la mayoría fueron peores, algún día si os gusta la experiencia de leerlo, os dejaré otras páginas llenas de quejas, reflexiones, deseos, etc. y faltas de comas y puntos y coherencias en el escrito. Hay que tener en cuenta que es un ejercicio para el alma y no para escribir una novela.
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