jueves, 29 de abril de 2010

LOLITA


Lolita, ¡que amor!.
Lola no era mucho mayor que nosotros, ella vivía en casa.
Nos llevaba al cole, comía con nosotros y dormía en mi cama, como dos hermanas.
Ella nos cuidaba como una hermana mayor y cuando estábamos en el cole,
ayudaba a mi madre con el trabajo del restaurante.
Cuando mi madre se descuidaba , ella me hacía trenzas, a mi me encantaba
pero poco rato que tardaba mi madre en decirle que me las quitara.
-¡Oh!ya nos ha vuelto a pillar.
Y se acabó la diversión.
Nos reíamos muchísimo cuando eramos pequeñas y después se fue a su casa
porque su madre se puso enferma.
Durante años ella siempre vino a casa a trabajar y echar una mano cuando mi madre estaba enferma o cuando le hacía falta.
Ahora cuando nos encontramos seguimos riendo como antes de todo, la complicidad es inmensa y aunque nos vemos poco sigue siendo Lolita para nosotros.
Todavía recuerdo el día que casi se ahoga con los melocotones en almíbar,
nunca he visto a mi madre tan atacada a los nervios, ella también era su niña.
Ahora la echa muchas veces de menos.
Lola al igual que nosotros ha crecido, ahora es abuela y sigue trabajando como una leona. Quien la tuviera más cerca para tomar cafe negro con risas.




Que bien, por fin es primavera y mi terraza está pletórica. No ha sido fácil, mucho cuidado, un poquito de agua y mucha fe de que este año sería bueno.


Y sí, me hace feliz salir a tender la ropa y ser sorprendida con el color que de repente ha llenado mis plantas verdes.



Y además de la maravillosa cala que fue la primera,
ahora me sorprenden estas preciosas flores que no sé como se llaman y que por si una alegría con cuatro bellezas no era suficiente , va y me regala otra de sus
lindas cuatrillizas.




Verdaderas obras de arte.
Do gracias al Universo por los regalos que sin esperar me trae cada día

martes, 6 de abril de 2010

Viernes Santo en Archidona


Aún cuando se ha perdido la Fé, el trabajo y la devoción de los otros te hace tener un sentimiento sublime que te transporta con el olor a incienso y cera a otros tiempos y otras emociones.
Tú no ves a los amigos, son ellos los que te encuentran en medio del bullicio.

Y cuando los pies te matan y el frio te hiela, el calor de la gente te llena el alma de historias viejas y nuevas que te acompañaran de vuelta.
Besos, más besos, tapas y cervezas. Algún pestiño y mañana de vuelta en Marbella

Archidona en Semana Santa

La emoción nos transporta, quizás no sea solo el sentimiento religioso, posiblemente escaso en muchos de nosotros.
Es el sentimiento compartido de todo un pueblo que espera y trabaja durante todo el año para poner en la calle la tradición y el fervor de unos que contagia al resto.
No hay crisis para vestir las imágenes, ni falta el esfuerzo,  ni el dinero de los que aún teniendo poco,  lo ponen al servicio de la cofradía para regalar a propios y extraños, lo que guardan entre paños, durante todo el año.



Este año ,gracias a Dios, no hay más lágrimas que
las de la Virgen.
No ha llovido, el frio de la noche ha invitado a entrar en los bares y gastar un poquito más que otros días.
Al fin y al cabo son tres días.
El buen tiempo de las mañanas ha dejado a jovenes y mayores lucir sus galas.
Movimiento de la economía, que bueno para el comercio del pueblo.
Las flores y los cirios , han lucido como siempre
y la alegría de ver tu Cofradía, en la calle,  anima a los hermanos a dejar sus donativos con más generosidad.


Cofradia del Nazareno.
                                           Cofradía de la Humildad.
Y llega la noche del Viernes Santo. Todos están cansados, incluso los niños que viven la calle y la religiosidad a su manera.
Todos han cumplido con su devoción,unos vestidos con la ropa de su hermandad y otros acompañando a los Tronos en los puntos de encuentro,  donde es más bonito de ver o más difícil de procesionar.
Todos han comido los pestiños típicos y el bacalao rebozado, nadíe ha perdido de vista a los amigos que han venido, a los foraneos de visita y a los que siempre vuelven,  aunque sea solo un día.
Pero queda la despedida, el último momento de recogimiento y sentimiento de pena que casi no acompaña a La Soledad.
Recogimiento, acompañado de velas y Adagio.
Silencio y emoción, olor a incienso, cera y adios. Algunas lágrimas y un agotamiento que hace doler el alma con el frio de la noche cerrada.

Calles vacias, silencio sepulcral.  
Calles poco transitadas que acaban de tener sus días de gloria y que hasta dentro de un año no volveran.
Murmullos, olores, color y arrumacos que flotando se quedan  en entresijos de calles y corazones con
el sabor salado y dulce del bacalao y la miel.