Aún cuando se ha perdido la Fé, el trabajo y la devoción de los otros te hace tener un sentimiento sublime que te transporta con el olor a incienso y cera a otros tiempos y otras emociones.
Y cuando los pies te matan y el frio te hiela, el calor de la gente te llena el alma de historias viejas y nuevas que te acompañaran de vuelta.
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