Esta es la historia de una mujer que estuvo desesperada.
Rota por el dolor de sentir más de lo que su corazón puede sentir al mismo tiempo.
No son buenos días cuando se levanta y sin sentirlo tiene que poner una sonrisa, a su cara y a sus recuerdos, para contar, en una carta, bonitas historias que levanten el ánimo y el espíritu a un joven , al que en la distancia, no puede contar la verdad de otra vida que se escapa.
Y esa vida que se escapa, tan importante para los dos, que sabe que les rompe el alma.
Entre lágrimas, escribe y dibuja flores en papel de colores para uno de sus amores. Mientras toma café y corre para no llegar tarde al trabajo.
Ocho horas de esfuerzo para ocultar sus temores, cavilaciones y poner una sonrisa a los que están de vacaciones.
No son buenas noches cuando se va a la cama y entre achuchones de amor sus lágrimas calla para no hacer que de dolor su otro amor se vaya.
Y entre sueños piensa lo que tiene que hacer mañana.
Visita al Hospital, casi diaria, esperar esa importante llamada. Mirar el buzón para encontrar esa carta esperada. Besar al enfermo y contar una historia de llegadas esperadas. Comprarle un helado y compartirlo, aún sin ganas, para endulzar las últimas horas a su padre del alma.
Y mientras ese alma agotada de sentir amor y faltas, de mentiras dulcificadas,
de no saber respuestas, de no recibir cartas.
Gracias a Dios que otro hombre la acompaña,le abraza y le da todo el amor que la calma.
Porque sus otros hombres con su marcha, le destrozan la garganta , por no poderles decir las verdades que a ella matan.
Sus dos amores tan lejos, sus dos amores del alma, que se adoran entre ellos, que se pierden la despedida y la verdad les destrozaría el alma.
La marcha de uno, trajo al otro.
Y la pena de la despedida fue aliviada con la alegría de la llegada.
La felicidad no dio tregua al luto y el amor no dejo lugar al reposo de ninguno de los sentimientos.
Así quedó un recuerdo , marcado con otro, borrosos en el tiempo, arañando los ojos.
Con el tiempo y en la distancia, se da cuenta de que la vida la mata.
No son los años que pasan.
No es el trabajo que la agota.
Son las experiencias las que la destrozan.
Son las dudas, la verdades, las contradicciones y las mentiras las que le duelen, las que le rompen las venas, las que le desgastan los riñones y le parten el alma.
No ,no son buenos días ni buenas noches .
Es un poema de vida, o, ¿ una vida de poema? .
Quizás sea la vida de un poema.
Gracias a los ángeles, que no solo están en el cielo. También en la tierra.
Que velan por nosotros y los nuestros, que nos dan fe y fuerza, que nos abrazan y nos alientan.
Gracias a sus alas,cuando nos las prestan. Porque nos hacen volar, soñar y ver desde otro punto.
Gracias a la paz que ponen en nuestro pensamiento, cuando ya no tiene atino ni concierto.
Gracias por rozarnos con su aliento cuando el nuestro está casi muerto.
Gracias por el amor que ponen a nuestro encuentro, para sentirlo o para darlo ,porque igual, nos llega al centro.
Rota por el dolor de sentir más de lo que su corazón puede sentir al mismo tiempo.
No son buenos días cuando se levanta y sin sentirlo tiene que poner una sonrisa, a su cara y a sus recuerdos, para contar, en una carta, bonitas historias que levanten el ánimo y el espíritu a un joven , al que en la distancia, no puede contar la verdad de otra vida que se escapa.
Y esa vida que se escapa, tan importante para los dos, que sabe que les rompe el alma.
Entre lágrimas, escribe y dibuja flores en papel de colores para uno de sus amores. Mientras toma café y corre para no llegar tarde al trabajo.
Ocho horas de esfuerzo para ocultar sus temores, cavilaciones y poner una sonrisa a los que están de vacaciones.
No son buenas noches cuando se va a la cama y entre achuchones de amor sus lágrimas calla para no hacer que de dolor su otro amor se vaya.
Y entre sueños piensa lo que tiene que hacer mañana.
Visita al Hospital, casi diaria, esperar esa importante llamada. Mirar el buzón para encontrar esa carta esperada. Besar al enfermo y contar una historia de llegadas esperadas. Comprarle un helado y compartirlo, aún sin ganas, para endulzar las últimas horas a su padre del alma.
Y mientras ese alma agotada de sentir amor y faltas, de mentiras dulcificadas,
de no saber respuestas, de no recibir cartas.
Gracias a Dios que otro hombre la acompaña,le abraza y le da todo el amor que la calma.
Porque sus otros hombres con su marcha, le destrozan la garganta , por no poderles decir las verdades que a ella matan.
Sus dos amores tan lejos, sus dos amores del alma, que se adoran entre ellos, que se pierden la despedida y la verdad les destrozaría el alma.
La marcha de uno, trajo al otro.
Y la pena de la despedida fue aliviada con la alegría de la llegada.
La felicidad no dio tregua al luto y el amor no dejo lugar al reposo de ninguno de los sentimientos.
Así quedó un recuerdo , marcado con otro, borrosos en el tiempo, arañando los ojos.
Con el tiempo y en la distancia, se da cuenta de que la vida la mata.
No son los años que pasan.
No es el trabajo que la agota.
Son las experiencias las que la destrozan.
Son las dudas, la verdades, las contradicciones y las mentiras las que le duelen, las que le rompen las venas, las que le desgastan los riñones y le parten el alma.
No ,no son buenos días ni buenas noches .
Es un poema de vida, o, ¿ una vida de poema? .
Quizás sea la vida de un poema.
Gracias a los ángeles, que no solo están en el cielo. También en la tierra.
Que velan por nosotros y los nuestros, que nos dan fe y fuerza, que nos abrazan y nos alientan.
Gracias a sus alas,cuando nos las prestan. Porque nos hacen volar, soñar y ver desde otro punto.
Gracias a la paz que ponen en nuestro pensamiento, cuando ya no tiene atino ni concierto.
Gracias por rozarnos con su aliento cuando el nuestro está casi muerto.
Gracias por el amor que ponen a nuestro encuentro, para sentirlo o para darlo ,porque igual, nos llega al centro.
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