Un mes más y el trabajo que no llega.
Si,hay crisis, claro, cuando no hay trabajo el dinero escasea,
el ambiente se enrarece y donde antes creías ver amigos ahora solo
hay gente que lucha por aferrarse a lo que otros no tienen, incluso
con vergüenza de mirar a otros en peor situación o con miedo de ponerse enfermos
con el contagio del paro.
Si, hay crisis, sobretodo de conciencia. Esa que perdemos por el
instinto de supervivencia ,que nos lleva a volvernos avaros y atesorar
aquello que sin darnos cuenta ,nos vuelve esclavos de la ignorancia
y la falta de valor para luchar por la dignidad en el trabajo.
Porque sin querer darnos cuenta nos doblegamos con el miedo
pegado a los bolsillos , dejando el camino lleno de piedras, no solo para los que lleguen después, también para nosotros mismos que seguiremos en el mismo
lugar y pisando las aguas movedizas que sin querer y queriendo nos vamos fabricando.
Pero esto de ahora no es una crisis, no, es la única forma que hemos encontrado
de mirar de frente lo que llevamos viviendo bastantes años.
Teníamos que estar en esta tesitura para poder pensar con retrospectiva y ver
que no es normal trabajar seis o siete meses al año haciendo cábalas para pasar el invierno, pero no este ,sino el de los tres próximos años, contando como verdaderos economistas cuanto se puede gastar y cuanto se debe guardar para hacer frente a los gastos de los siguientes 24 meses, teniendo en cuenta lo que te subirán los intereses, los seguros de los coches y las reparaciones imprevistas de la comunidad, claro, porque las de tu casa ya has asumido que serán para cuando te toque la lotería.
Y quién puede pensar que no le afecta en uno u otro modo?
El que no tiene trabajo y no echa la vista atrás para ver la realidad es un ignorante.
El que tiene trabajo y solo piensa en su futuro es un indolente.
Solo siendo capaces de reconocer nuestros errores podremos mirarnos a la cara sin pudor y con la valentía necesaria para echarnos una mano, primero a nosotros mismos y después a lo demás.
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