pero no olvidemos que el alma habita en el cuerpo.
Que el cuerpo no es eterno y que el alma olvidó
de donde vino hace tiempo.
Por eso, a veces, nos vence el miedo.
Y aunque parece que ya teníamos decidido cuándo partir
sentimos no haber aprendido suficiente.
Sentimos no haber amado suficiente,
no haber reído, no haber llorado,
no haber corrido
todo lo que debíamos.
Entonces entramos en pánico por las cuentas en rojo
que vamos a dejar para la vuelta.
Que almas tan ingenuas, por eso tenemos que volver,
para aprender que solo se trata de vivir el experimento.
No de enredarnos en el cuento.
Saque una carta para esta lectura y quiso venir Azrael
para acompañarnos con su consejo.
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