asfixiándose con el oxígeno
que para otros es tan bueno.
Martilleo de palabras
que me rompen los tímpanos
sin contarme nada.
Sombras de árboles en el suelo, llenos de hojas secas
que de vida se apagan
y no están por la mañana.
Historias y más historias
dentro y fuera de ventanas,
como bocanadas de opio
que van borrando miradas.
Esto no es lo que esperaba.
Todo se ha vuelto evidente,
lo que entiendes, lo que callas,
nadie se rebela ante mentiras desveladas.
Se normaliza la muerte
con la que antes te aterraban
Dulce y pegajosa
agarrada a la garganta.
Blanca pura o libidinosa,
tú eliges como la tomas
o como la aplastas
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